Me cuenta mi familia que desde muy chico, cuando estaba aprendiendo a
dar mis primeros pasos, ya sentía pasión por la pelota, evidentemente
yo de eso no me acuerdo pero no me cuesta imaginarme detrás de un balón.
Como muchos de Ustedes ya deben saber, en mi
infancia, cuando tenía unos 8 años, tuve que someterme a un tratamiento
especial para poder tener un desarrollo de crecimiento normal. Siempre
recuerdo que por las noches, sentado en mi cama, me tenía que inyectar
en las dos piernas. No era nada divertido, se los aseguro, pero eran
tantas mis ganas de ser futbolista que no me costo hacer el sacrificio.
El problema estuvo en que el tratamiento era muy caro y mi familia no
estaba en condiciones de afrontarlo. Mamá y Papá lo probaron todo y les
voy a estar agradecido eternamente por eso. Al final, parecía que la
solución estaba en España, en Lérida. A papá le ofrecieron allí una
buena oportunidad de trabajo y al mismo tiempo, era mi oportunidad para
probarme en el Barça.
Las pruebas afortunadamente fueron muy bien y,
sin que me diera casi cuenta, ya tenía en mis manos la posibilidad de
jugar en Barcelona. Recuerdo siempre que en ese momento, a nivel
personal, tuvimos con mi familia que afrontar una decisión muy difícil,
la cuestión radicaba en volver a nuestra tierra o probar suerte en
Barcelona, dicho así parece muy fácil pero lo recuerdo con un poco de
angustia.
Un día Papá me dice, “Leo, ¿ vos que queres hacer
?”. Yo me quiero quedar, le conteste. Se lo dije con todo el
convencimiento y la ilusión de cumplir un sueño. Nunca voy a
arrepentirme de esa decisión que tomé también sabiendo que mi familia me
apoya incondicionalmente.
fuente:www.leomessi.com